sábado, 10 de octubre de 2009

GENESIS

Y así empezó todo. Se cruzaron, se supieron, se advirtieron, se sospecharon (pero siempre se sospecha), se expusieron, de alguna forma se indagaron, alguien quiso (teniendo en cuenta que alguien pensó que querer una cosa es sentir que nos falta), se dudaron…Alguien quiso seguir empezando; y empezó como ya muchos empezaron antes y escribió:

Alfonsina:
Cuando uno lee en voz baja, uno para el mundo esta en silencio. Pero en nuestro interior hay verdaderas explosiones. Se podría decir un ruido armonioso o una armonía ruidosa.
Por eso es que creo que me gusta leer tanto. Pretendo ser quien no soy o por lo menos pretendo verme silencioso cuando en realidad truenan ríos por mi cuerpo.
Una advertencia antes de seguir leyendo esto; voy a tratar que las palabras sean justas, que se acomoden lo máximo posible a lo que quiero decir y lo que quiero decir sea bien dicho para así llevar al mínimo las posibles confusiones.
Es noble advertir también que muchas veces las palabras desbordan el único significado que se les quiere dar o esconden lo que algunos nos e animan a revelar (¡Es tan lindo jugar con las palabras!).
Es obligación de un buen entendedor, no sólo masticar el sentido literal de las palabras, sino también digerir con excelencia los potenciales significados de ellas.
Dice el diccionario que elegir es escoger, preferir a un persona o cosa para un fin. Pero el diccionario no dice como hacer una buena elección, sólo me dice lo que ese sonido (/E/L/E/G/I/R/) aspira a significar. Creo que sólo nuestra experiencia, nuestra inteligencia y muchas veces nuestro dolor, nos enseña a elegir lo menos incorrecto (o lo mas correcto, si se quiere parecer optimista).
Conocerse; estudiarse, saborearse, olfatearse, escucharse, palparse, sirven para una beuna elección (saber gobernar con lucidez los sentidos).
Lo que quiero decir con tantas palabras es que en estos últimos tiempos estas en mi cabeza la mayor parte de las horas que tiene el día.
Existe un instante en donde se puede ver con claridad la distancia que separa a la voluntad del deseo, y ahí esta el peligro (¿?).
Me gusta pensarte, pero me da miedo no poder elegir no hacerlo. Llega un momento en que lo que me hace bien o mal no depende de mi, sino sólo aparece ¿Qué prefiero? ¿Qué me duela o no? anhelaría que no me duela, pero hay cosas que yo no controlo, lo juro. Uno siempre cree que las cosas le duelen mas que a los otros y la verdad es que no sé porqué.
Quiero que esto se entienda bien. No estoy pidiendo nada, únicamente estoy diciendo cosas, mis cosas, me estoy mostrando por dentro.
Tal vez no te diga nada de esto con mi voz, que pretendo que leas, en voz baja, en silencio, para así se transformen en el grito mas fuerte; pero exclusivamente para vos y en tu cabeza.


Ismaell


La respuesta a esta carta:
Ismaell:

Leí tu carta en silencio. Está bien.

Alfonsina


Ismaell imaginó que su pretendida elocuencia no fue tal. Entonces quiso practicar una nueva carta y dijo:

Alfonsina:

Las palabras ¿para que sirven? ¿para quienes sirven? Yo ya te escribí algo como esto.
Las palabras son una pertenencia común. Las palabras son de todos, nadie es dueño de las palabras también. Las palabras amanecen las ideas, amanecen lo de adentro. Pero… yo podría, y tengo que decir que estas no son mis palabras; mejor decir, la combinación de estas palabras no es mía. Pero sólo no me pertenece esta disposición. La esencia, el mensaje, el alma de lo que esta combinación ofrece es lo que muchos dirían si así podrían decirlo. Lo que estas palabras, así combinadas, quieren decir es lo que muchas personas quieren decir, y como son tan altas estas palabras, y como yo soy tan bajo para decirte esto y de esta forma, te doy, si se puede dar lo que no nos pertenece, esta combinación de palabras, que así las arreglo alguien, pero que yo te digo si podría decírtelas como él las dijo, yo sólo puedo regalarte la esencia de estas palabras, porque eso si que me pertenece.
Alguna vez escuche (soy de esos tipos que necesita que las grandes verdades se las digan otros) que la poesía es de quien la necesita y no de quien la escribe. Me alegro de escuchado eso, porque me justifica.
En estos momentos tenia una gran necesidad de decirte esto. Basándome en la sentencia que alguna vez escuche me adueño de esta poesía para, de alguna forma, tener derecho de dártelas a vos y de decirte estas cosas:

ODA A MI COBARDIA

Lo hice de nuevo,
Sólo me separaba una voz,
Una palabra.
Una gota de sangre circulaba por mi espalda,
Fría.
¡¡Es que siempre lo hago de nuevo!!
Sólo tenia que mostrarme por dentro;
Pero lo hice de nuevo.
Venia engendrando deseos,
Venia mostrando milagros,
Derribando dolores,
Fusilando sombras,
Venia juntando todas las primaveras
Tras sus pasos.
Venia edificando ilusiones,
Venia denigrando caderas,
Contornos, colores, jardines.
Venia fundiendo el mármol que pisaba.
Venia de nuevo, simple y criminal, venia.
¡¡Pero lo hice de nuevo!!

Ismaell

Ismaell:

No tuve tiempo de leer tu carta. Juro que estaba por leerla, pero en el momento de abrir el sobre surgió un inconveniente que urgía atender, y ahora no encuentro la carta. Sabrás entender mi descuido.
Un apretón de mano

Alfonsina

Ismaell persevera.

Alfonsina:

Soy un conjunto de fracasos porque trato de hacer cosas que no quieren estar conmigo, cosas que no tienen absolutamente nada que ver con lo que soy. Pero el mundo es así , pero ese es el punto del fracaso mayor, pensar, con pesimismo mortal, que el mundo es así y así dejarlo (Qué fácil es escribirlo). Que el mundo siga girando como gira es el problema, es mi problema. Voy a tener que abrir ma las manos, no tengo que tratar de hacer mas pasos, ni que mis pasos sean mas acelerados, ni siquiera mas lentos, no tengo que buscar mas ni menos, sino mejores pasos, y ni siquiera se si son los pasos, tengo que buscar mejores caminos para dar esos pasos. No tengo que pedir mas horas al día para poder tomar mejores decisiones, sino acomodar las que tengo. Voy a tener que, no solo abrir mas los ojos, sino saber abrirlos, saber donde apoyar mis ojos. Por ahí se debe empezar, cambiar la partida, cambiar el origen, y así el recorrido va a ser otro.
Alfonsina, es que a veces este mundo, el mundo de ellos, donde ellos compran, venden, corren, muestran, no me deja alcanzar el mundo que quiero para los dos. Y ya lo dije, ya solté los pájaros, si, el mundo que quiero para los dos. No quiero existir mas allá del espacio que cubren tus brazos, no quiero mas mundo que el mundo que podríamos hacer de nuevo, no quiero mi mundo, porque este que tengo ya no me alcanza, quiero nuestro mundo. No tengo mas que dos manos y conellas quiero harte crecer flores en el alma. Que no tengo mas que este mundo, mas que esta vida, que no tengo mas que estas atrevidas ganas de decirte que te amo, que vivir en este mundo, que ni siquiera me pertenece, no quiero mas.

Ismaell

Ismaell:

No tengo mas que un sobre y lo he destinado a contestar tu ultima carta.
Realmente tu vida es un fracaso. Si creo haber entendido bien tu carta, tu me pides hacer juntos de nuevo el mundo. No, imposible, no tengo la fuerza para tamaña empresa. Tu bien sabes que uno no elige en estos casos, que ladeseo va por otro camino. Yo no puedo elegir, no te puedo elegir, ni siquiera no puedo quererte elegir.

Alfonsina
P/D: Adema, seria insoportablemente incomodo vivir con flores en el alma.

Alfonsina no volvió a recibir mas cartas.